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Se trata de un autogiro sin motor que llevaban los submarinos alemanes en la IIGM para colocar a un vigía a mayor altura para poder descubrir mejor posibles objetivos. Para lanzarlo el submarino emergía proa al viento, se sacaba y montaba el autogiro. Los elementos a ensamblar eran el plano de cola, el timón de dirección, el asiento y el teléfono. El aparato se ponía en marcha con una cuerda que accionaba una polea situada bajo el rotor o más frecuentemente a mano. La velocidad mínima para el despegue era de 30 KM/h. El piloto disponía de un tablero con un tacómetro, una brújula y el teléfono con el que, a través del cable que le mantenía unido al submarino, se comunicaba con el comandante de la nave. Para el control disponía de una palanca de mando y de pedales de goma. Contaba con un procedimiento de escape en el caso de que el submarino fuera forzado a sumergirse. En total pesaba 81 Kgs y se construyeron 200 unidades. Fue un absoluto secreto para los aliados hasta principios de 1945.
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