Alcanzados por un rayo mientras volábamos el descenso a Bucarest. El estruendo, enorme, sonó en algún punto entre la puerta L2 y el motor, pero como podéis ver, este fué uno de los puntos por donde salió, al que le siguen todos los remaches de la puerta del tren delantero. Viva la jaula de Faraday. Perdón por la calidad.
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