La idea de ese día era acercarnos a la Base de Kubinka a fotografiar las salidas de todo lo que había aparcado, solo que entre el mal tiempo, las demoras y que todo era militar, ya os podéis imaginar como terminó siendo el plan, largas esperas e incertidumbre. Nos llegó un aviso de que iba a llegar un C-130 a Kubinka, por lo que al ver todo tan parado y no tener nada más que hacer, fuimos a recibirlo al punto de llegadas. Mientras esperábamos en el coche, resguardados, entre grandes cúmulos tormentosos y una temperatura sorprendentemente complaciente, escuchamos un característico sonido a reactor que nos dejó perplejos. "Has oído eso? Donde está? Lo ves? Que es?" Nos decíamos. No hay que olvidar que nos encontrábamos en Rusia. Tan posible es que te aterrice un Antonov An-26 como un IL-76 como un Tupolev Tu-134... pero esta ni uno ni otro! Por encima de nuestras cabezas y a cierta altura pasó nada más y nada menos que un C-135 de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos con claras intenciones de aterrizar. No nos podíamos creer lo que estábamos a punto de fotografiar, ya que nosotros habíamos recibido la información de que era un C-130... vamos, un Hércules de toda la vida... y no un 707!. Viró y se dispuso a aterrizar en Kubinka deleitándonos con el sinfónico y ensordecedor sonido de sus cuatro motores JT3D. Bendito el error de quien escribió C-130 en vez de C-135, ya que el resultado final fue sin duda alguna, uno de los mejores y más inesperados momentos del viaje que además, sorprendentemente solo pudimos disfrutamos Marc Burgueros y un servidor, pues el resto de público y spotters estaba en el otro lado de la base esperando las salidas. Dejo a continuación el vídeo filmado con la videocámara que tenía puesta encima de la cámara para quien quiera ver o simplemente recordar viejas épocas: https://www.youtube.com/watch?v=oFnktdam058
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