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Vaya aeropuerto más pequeño, pero a la vez coqueto y divertido.
Un punto de spotting fabuloso con mesitas elevado sobre la terminal muy fácilmente accesible, y un montón de tráfico regional escandinavo difícil de ver para los españoles condensado en sólo dos horas al amanecer y/o atardecer, con una luz fantástica. Además, sólo hay que desviarse menos de 3 kilómetros de la autopista que va desde Arlanda al centro de Estocolmo, por lo que de camino se desvía uno esas dos horitas, se pasa un ratito realmente entretenido y se sigue de turisteo el resto del día.
La sorpresa agradable del viaje, la verdad. Muy recomendable.
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