Es siempre imponente ver aterrizar al Singapur, y más aún como yo si no estás ya habituado a verle. Tras el diluvio de la noche anterior llegó la calma y el día amaneció contra todo pronóstico con un cielo azul inmejorable.
¡Una instantánea inmejorable, Carlos! Tienes toda la razón del mundo... es imponente ver aterrizar al Singapur, aunque lo hayas visto muchas veces... Es como el Jade o el Avianca... creo que nunca te acostumbras a tanta belleza :-) 5* y un abrazo.