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A los destacamentos del SAR se sumó en julio de 1983, los de los aviones Canadair CL-215 (UD-13). Lo hacian (y siguen haciendo) habitualmente cuatro meses de la campaña de verano, cambiando de avión cada quince días por aquello de homogeneizar la capacidad operativa de los aviones y tripulaciones en ese ambiente tan especifico. Ello, unido a la actividad paralela del aeródromo como zona residencial para esos periodos es, desde entonces, lo más característico de ese enclave tan especial de la isla. Aquí vemos a uno de los Canadair en los primeros tiempos, entrando en el puerto sin ningún auxilio salvo el del propio mecánico indicando al piloto, desde la claraboya delantera, las correcciones precisas para hacer con eficacia y seguridad esa maniobra, que en este avión (con su alta y enorme cola) y con viento cruzado, doy fe de que no es una tontería. (Foto recibida de Luis Ortega Zaforteza)
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