En 1954, la Marina comenzó a desarrollar un avión con base en un portaaviones que proporcionara vigilancia suficiente para una alerta temprana. El resultado fué el Tracer E-1B con su característico y aerodinámico gran radomo sobre las alas. La cúpula tiene un sistema de radar de tipo plato, de gran tamaño, que tiene un radio de búsqueda de unas 250 millas (402 km). El Tracer entró en servicio en 1958 y sirvió a bordo del portaaviones Intrepid hasta su retirada en 1974, permaneciendo en servicio con la flota hasta 1976, cuando fue sustituido por Grumman E-2 Hawkeye.