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Remarks |
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Volviendo de Gando, sobre un precioso mar de nubes que se despejó al llegar al estrecho, en un vuelo placido e inolvidable, con una luz increible. Volar a 9000 pies con esa meteorología es algo que ahora pocos han experimentado, rascando las cúpulas de los cúmulos son algún pequeño bachecillo o dejándolos a un lado como preciosas montañas de algodón que ves a veces muy cerca, como desde la ventanilla de un tren. Para colmo me vine solito en “La Vaca Sagrada”, uno de los butacas de lujo que tenia reservado en el Grupo de Estado Mayor de Getafe para altos cargos (que se quedaron en Gando), pues el Azor que fui a recuperar volvió el día anterior en vuelo “ferry” por no conseguir dejarlo totalmente operativo.
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