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Esta es una instalación de prueba de motores al aire libre típica de los años 40/50. Completamente artesanal, era una simple bancada reforzada, con la alimentación de aceite, electricidad, combustible, agua, etc. Detrás hay un tablero con las conexiones de control del motor y los instrumentos correspondientes que se conectaban al mismo motor. En primer plano vemos un muñón de hélice que giraba sólidamente con el motor que tenia dos funciones: refrigerar el motor (secundaria) y, la mas importante, era que su giro provocaba una resistencia (al mover el aire) cuyo par de giro o “torque” estaba calibrado con las RPM a las que giraba y que lógicamente era el mismo que tenia que arrastrar el eje del motor. Conocidas las curvas de calibración del par del muñón (obtenidas con un motor ya ensayado y calibrado), durante el ensayo de cualquier otro motor SE COMPROBABA LA POTENCIA de éste ultimo, mediante un sencillo cálculo, y que era generada al mover el muñón y su par de resistencia a cada RPM, lo que que tenia que coincidir con lo exigido por la fábrica con ciertas tolerancias mínimas. A la vez los diversos instrumentos debían estar entre los límites tolerados a cada régimen según la presión de admisión de combustible suministrada al meter la palanca de gases. Primitivo pero suficiente para aquella época. (Colección Juan Arráez).
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