La innegable belleza del Duke no le salvó de la terrible complejidad de sus sistemas de presurización y de sus turbocompresores que, si bien le hacían marchar a unos 420 Kmh, le imponían costes muy importantes para un avión de cuatro plazas (+ 2 opcionales, éstas casi testimoniales), lo que no lo convirtió en un "best-seller". Este B60 (c/n P-514) pertenece a la versión definitiva del Duke y ahora languidece en el "corrosion corner" del aeropuerto de ZRH (KR64/Nikon Coolscan V)
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