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Tremendo el amanecer que tuvimos en London-Heathrow. El día empezó con cielo despejado y con mucho frío y humedad, pues la tarde anterior estuvo lloviendo. El abrir el ojo a las 6 de la mañana (tras haber dormido 4 horas, tras haber spotteado 17 horas el día anterior y caminado a pie ni se sabe de kilómetros) tuvo una grata recompensa. A eso de las 7 de la mañana entraba en heathrow el 777 de Emirates. Al principio no estelaba, pero todo cambió cuando a unos 1 o 2 kilómetros de nuestro punto el avión comenzó a estelar y a condensar a lo grande. De regalo, 747 de British por la pista paralela.
Gracias a Rubén Gil, mi amigo y compañero de viaje en esta inolvidable experiencia por Heathrow en el que todo salió a la perfección, salvo un desagradable incidente tenido con un empleado en la terminal.
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