Lufthansa es el primer cliente en recibir el nuevo Boeing 747-8 Intercontinental, propulsado por cuatro motores GEnx-2B de General Electric (GE). El avión de pasajeros más largo del mundo ha sido presentado en primicia en un evento ayer en el aeropuerto de Fráncfort. Lufthansa tiene pedidos un total de 20 Boeing 747-8 con motores GEnx-2B.
«Los cuatro motores GEnx-2B que propulsan el primer Boeing 747-8 Intercontinental desde Seattle hasta Fráncfort cuentan con una avanzada tecnología y materiales que mejoran considerablemente la eficiencia del combustible, así como el rendimiento, las emisiones y la durabilidad del motor», explicó Ferdinando Beccalli-Falco, Consejero Delegado de GE Alemania y Presidente y Consejero Delegado de GE Europa y Norte de Asia. «El motor GEnx-2B no es solo la culminación de muchos años de diseño, desarrollo y ensayos en GE, sino también el resultado de una estrecha colaboración con nuestros socios Boeing y Lufthansa, que se remonta al inicio de la etapa comercial de los motores a reacción. GE está muy satisfecha de esta fructífera cooperación».
Con más de 800 pedidos del modelo GEnx-1B y más de 400 del GEnx-2B, el motor GEnx es el que más rápidamente se está vendiendo en la historia de GE. Por este motivo, en los últimos años la división GE Aviation ha incrementado su producción de motores GEnx, de lo que tiene previsto producir más de 160 este año, y más de 200 en 2013.
El GEnx es el único motor a reacción del mundo en el que tanto la carcasa como los rotores están hechos de compuestos de fibra de carbono. La sólida resina epoxi de fibra de carbono es resistente a la corrosión y más ligera que las aleaciones de titanio, por lo que reduce el peso en 181 kilogramos por motor. Las ventajas son evidentes. Las aeronaves como el Boeing 747-8 pueden ser más eficientes en cuanto al gasto de combustible, volar más horas y reducir el tiempo de los trabajos de mantenimiento en tierra. El GEnx es hasta un 15% más eficiente en el uso de combustible que los motores similares que se utilizan a día de hoy, lo que supone una disminución de hasta un 15% de las emisiones de CO2 y un ahorro de combustible de hasta 1,4 millones de euros por aeronave al año.
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