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La última operación de aquel día para dejar al avión en óptimas condiciones para un servicio inmediato, empieza poniendo en marcha ambos motores en régimen de barrido de cámaras y turbinas (muy bajas RPM y hélices en bandera, que aquí se observan moviéndose a pesar del 1/1000). Una vez estabilizados, se abren unos inyectores internos que desembocan en la entrada del compresor, pulverizando un líquido detergente y protector anticorrosión durante unos minutos, que recorre todo el motor hasta la tobera de salida. Después, hay un lavado interno con agua desmineralizada, que se ve en la imagen, proyectándola con esa manguera justo sobre la tomas de aire a través del disco de la hélice en ambos motores. Parados estos, se termina finalmente con un concienzudo lavado de todas las superficies externas insistiendo en los rincones más sensibles.
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