Durante la nevada, y ante la imposibilidad de despegar, muchos aviones fueron llevados a remoto, para poder dejar el máximo parking posible libre. Aún así, el aeropuerto se colapsó y no había apenas sitio para estacionar un sólo avión.
Cuando la nevada cesó, fueron dando salida prioritaria a los vuelos intercontinentales, y aviones como el China Southern fueron traidos nuevamente hasta la boca de embarque para preparar su próximo vuelo.