Fin de la secuencia. Después de esperar casi una hora y media, sin quitarle ojo al helicóptero, ví como aparecían en medio del paseo los dos pilotos del Cobra. Paseando a sus anchas, como si de un paseo en el Parque del Retiro se tratara, con sus trajes de color kaki y las manos vacías. Accedieron a las instalaciones, se hicieron una foto junto al aparato e iniciaron el protocolo de acceso al helicóptero y posterior arranque (unos 15 minutos en total). Finalmente alzó el vuelo y puso rumbo hacía vete tu a saber dónde. Suerte que aquella tarde me dió por llevar el trípode, pero nunca me imaginé que le iba a dar ese uso aquella tarde/noche. Y suerte, ya que una vez puesto el sol el helicóptero quedó totalmente negro, solamente me quedaba jugar con su silueta al paso de los barcos por su retaguardia.
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