Este veterano de la Segunda Guerra Mundial (fabricado en 1943 para las U.S. Army Air Forces) fue convertido a Basler BT-67 para operar con Kenn Borek Air, especializada en vuelos árticos. Su historia se convirtió en épica tras estrellarse al despegar en una misión científica junto al Monte Patterson de la Antártida. El avión fue seriamente dañado pero reparado con piezas de otro DC-3 (el N23SA) consiguiendo salir del continente helado en febrero de 2008.
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