En un pedestal, que es donde merece estar este fantástico avión -si no puede ser en vuelo-.
Recientemente ha recibido mejoras en la iluminación exterior, junto a otros efectos de luz, como son el encendido de las luces de aterrizaje, luz interior en la cabina y la adición de dos focos anaranjados en el interior de las toberas que evocan a los postquemadores encendidos, lo que le da una imponente apariencia al caer la noche.
Ojalá también reciba una mano de pintura que borre la notoria mella que los años le han ido dejando.
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