El mecánico dirige el avion a su aparcamiento en el jardín de la FIO. Un tipo increíble del que guardo un recuerdo imborrable, como de toda la tripulación.
Buena gente donde la haya, en efecto, Rubén... Yo fuí por la tarde, cuando ya no quedaban dignatarios con corbatas ni langostinos... Sólo la tripulación y un servidor... y se fueron encantadores... Un grand merci pour vous, les copains!