Todavía no se habían inventado los motores de explosión cuando un par de valientes cruzaron el Canal de la Mancha por el aire, desde Inglaterra a Francia, desde Dover a Calais, los puntos más próximos entre sí de ambas tierras, paso conocido como Estrecho de Calais (obviamente en Inglaterra lo conocen como Estrecho de Dover) y que supone unos 34 kilómetros en línea recta, una distancia a la cual en días muy claros se pueden divisar cada extremo desde el opuesto.
Curiosamente ninguno de los dos aventurados expedicionarios que lo cruzaron aquel 7 de enero de 1785 era inglés. Se trató de Jean-Pierre Blanchard, francés, y de John Jeffries, norteamericano el día en el que cruzó el Canal de la Mancha, puesto que la declaración de independencia norteamericana se produjo en 1776, día en el que las "trece colonias americanas" anunciaron la formación de un Estado de Estados, los Estados Unidos de América. En 1783 se firmó la paz entre ingleses y norteamericanos, así en que en 1785 John Jeffries era norteamericano incluso para los ingleses, entre quienes había vivido desde 1776, siendo para los norteamericanos una persona non grata, y para los ingleses un extranjero.
Lo que es seguro es que era amigo de los franceses, o al menos de uno de ellos, su compañero de viaje y quien realmente sabía lo que se hacía con un globo aerostático. No en vano Jean-Pierre Blanchard había sido uno de los pioneros en ese tipo de vuelos, además de ser un reputado inventor. ¡Y un valiente! En uno de esos alardes de increíble valor probó personalmente el recién invento del paracaídas en 1793. Murió en 1809, un año después de caer de un globo como consecuencia de sobrevenirle en vuelo un infarto de miocardio. Su viuda, Madeleine-Sophie Blanchard, continuó haciendo demostraciones de la capacidad de los globos, enamorada ella también de las alturas.
Pero en 1785 el francés ni siquiera estaba casado, así es que dejar viuda no debió formar parte de sus preocupaciones cuando inició el vuelo de dos horas y media que les llevó de Inglaterra a Francia. Aquél globo no era en absoluto comparable a los actuales, debéis imaginarlo más bien como un pequeño globo en cuya barquilla aparecían unas inútiles alas, que no producían efecto alguno en el vuelo. Al poco de despegar se dieron cuenta los navegantes que llevaban demasiado lastre en la barquilla, así es que prescindieron de todo lo superfluo, como las alas y cualquier prenda de vestir innecesaria.
Sea como fuere lograron mantener el globo en vuelo y lo llevaron, o más bien fueron con él, hasta el bosque de Felmores, en tierra francesa, contra el que literalmente chocó el globo, siendo detenido por un árbol. No fue un honroso aterrizaje, pero sin duda debió ser muy excitante aquella pionera travesía, así es que el modo de tomar tierra poco debió importar a los intrépidos viajeros. Una placa, instalada en enero de 1993, recuerda a los visitantes del lugar el sitio en el que tocaron tierra, finalizando el histórico vuelo.
La cesta de aquel globo fue llevada al Museo de Calais, expuesta para mayor gloria de Jean-Pierre Blanchard, francés, y de John Jeffries, norteamericano.
Saludos de Año Nuevo,
José María Rebés
Notas adicionales:
* Siguiendo con efemérides quizás debería comentar pasado mañana que fue este infatigable francés quien hiciera el primer vuelo en globo en los Estados Unidos de América, el 9 de enero de 1793. En el New England Air Museum (Windsor Locks, Connecticut) se conserva una réplica de la cesta de aquel primer vuelo en los EEUU.
* Madeleine-Sophie Blanchard falleció en 1819 en uno de sus vuelos de demostración del globo, que gustaba hacer de noche en medio de fuegos artificiales, cuando se incendió su globo a causa de esos fuegos artificiales que tan espectaculares hacían sus demostraciones. El globo cayó hasta chocar con el techo de una vivienda, y como consecuencia del choque Madame Blanchard se precipitó desde la barquilla al vacío, muriendo en el acto.
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