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José María Rebés

El Puente Aéreo clásico

 Topic started
 
11-14-2011 17:30:56
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Eran otros tiempos en casi todos los sentidos, tiempos sin móviles, tiempos sin ordenadores portátiles, sin la urgencia de la inmediatez que Internet ha instalado en nuestras vidas. Las cosas funcionaban como por sí mismas, y aunque nos cuestionábamos el por qué de los monopolios, en realidad no podíamos imaginar que el final de los mismos supusiera también el final de una era que ahora podemos considerar como clásica: la de las compañías de bandera. Estas líneas sirven de recordatorio de una de las actividades que más beneficios dieron a Iberia en aquella etapa de clasicismo: el Puente Aéreo.

Algunos de mis recuerdos aquí vertidos necesitan confirmación, mi memoria no es precisamente excelente.

Inicié mis viajes en el Puente Aéreo en torno a 1978, no mucho después de su inauguración en 1974 con 20 vuelos diarios. En el transcurso de los años dorados de ese enlace volé en DC-9, en B727, en MD-87, MD-88, DC-10 y B747. Tengo dudas acerca de otros modelos, como el B757 (no digo que no hicieran el Puente Aéreo, sino de si yo volé en ellos).

En los primeros tiempos, los clásicos, los aviones eran siempre DC-9 y B727. Odiábamos cuando nos tocaba un DC-9 (quién los pillara ahora) por la estrechez de los asientos, pero los B727 no eran tampoco ninguna maravilla en comodidad. Eso sí, había carreras para entrar los primeros en los B727 y seguir hasta el fondo, hacia esos tres asientos que quedaban justo donde la puerta 2R, los únicos asientos en los que se podía estirar las piernas sin tocar el asiento delantero (te sentabas donde querías, como en EasyJet o Ryanair hoy en día o Clickair en sus inicios). Y eran tres solamente porque en torno a la puerta 2L estaba la zona de catering del avión, por lo que no había asientos allí, ni los había por detrás de esa zona de catering. Si entrabas muy tarde al avión sabías que te tocaría motor, fila 30 a la derecha. Motor ... impresionante rugir que casi impedía hablar con tu compañero de vuelo.

En aquellos tiempos se fumaba en los aviones (la prohibición llegó en 1999), fuera cual fuera el tiempo de vuelo y el destino, excepto durante las operaciones de despegue y aterrizaje. Los aviones del Puente eran como una espesa niebla una vez que se apagaban las luces de cinturones de seguridad. Los 45 minutos de vuelo de los B727 (el más rápido de la historia de aviones comerciales, Concorde aparte) significaban el poder fumar 2 ó 3 cigarrillos uno detrás de otro antes del aterrizaje, y eso era exactamente lo que hacían la mayoría de fumadores. Hoy en día resultaría de denuncia, entonces era normal.

En algún momento antes de 1999, quizás a mediados de los 80' (es uno de esos datos que no tengo) Iberia decidió habilitar zonas de fumadores y de no fumadores en sus aviones. Inicialmente se dividieron los aviones de Puente Aéro (DC-9 y B727) en izquierda y derecha, por lo que los asientos Alpha, Bravo y Charlie (en DC-9 no había Bravo) eran de no fumadores y los Delta, Eco y Foxtrot eran de fumadores. En los demás aviones de la flota iba por zonas de filas.

Después los del Puente pasaron a zonas de filas, con las de atrás como fumadoras (a partir de la 18, con menos del 50% de fumadores). Peor que peor, el humo se concentraba entonces en las últimas filas como si fuera un puré londinense y las carreras para hacerse con los 3 asientos de oro del B727 tenían un nuevo precio: había que soportar aquel puré si querías ir cómodo.

El embarque se realizaba mediante tarjetas platificadas de colores, no mediante papeles de usar y tirar. Aquellas tarjetas llevaban un número impreso como toda indicación, que daba cuenta del orden en el que llegabas a facturación antes del vuelo. Cada vuelo tenía un color diferente del anterior, de modo que cuando llamaban a embarque les bastaba con decir "¡Tarjetas de color azul!" por ejemplo. A veces perdías un vuelo por unas pocas tarjetas de diferencia, a veces en una fila del check-in daban colores del vuelo siguiente pero en tu fila no, o al revés, a veces preferías perder un vuelo e ir en el siguiente a tener que correr con la lengua fuera hasta el avión desde la sala de facturación, porque literalmente era lo que tenías que hacer si te decían :"¡corra, el vuelo se está cerrando ahora mismo!". Se daban tarjetas hasta que se completaban los asientos o hasta la hora prefijada, pero en las épocas clásicas los vuelos iban casi siempre llenos. A veces preferías pilalr el siguiente vuelo para poder optar a los 3 asientos de oro ... ¡para que luego ese siguiente fuera un DC-9!

A veces te daban un número bajo, pongamos el 3: habías perdido el vuelo anterior por 3 tarjetas. Llegabas a la sala de embarque, te sentabas y entonces desde la puerta de embarque el de Iberia gritaba: "¡las primeras 5 tarjetas del siguiente pueden embarcar ahora en este vuelo!". Y entonces corrías a la puerta de embarque, no fueran a embarcar 5 (aunque no los cinco primeros) y te dejaran en tierra ... un cuarto de hora más.

A veces tu tarjeta tenía un número superior al 200. ¡Vamos en DC-10 o B747! Los viernes por la tarde, a última hora, Iberia habilitaba vuelos con sus grandes aparatos para culminar la semana y "repatriar" a madrileños y barceloneses a casa. ¿Vuelos de posicionamiento? No lo sé. Al último vuelo del viernes le llamábamos "El golfo".

Mil anécdotas de Puente Aéreo podría contar, fueron muchos años y la camaradería entre pasajeros y tripulación era extraordinaria, propia de la cantidad de horas que unos y otros pasábamos allí y de las veces que coincidíamos. Recuerdo haber anclado la rampa o haberla desanclado en un B727, haciendo el trabajo del TCP (¡hoy en día ni se me ocurriría!), recuerdo haber despegado con el asiento reclinado más allá de lo normal por fallo del asiento, recuerdo los zumos de naranja (¿llevaban naranja?) que distribuían a bordo, los diarios gratuitos gentileza de Iberia, a los comandantes narrar resultados de partidos de fútbol (a veces viajabas justo cuando se disputaba un partido de la UEFA), una TCP informando que volábamos a 300 metros de altitud de crucero (¿no está la meseta a 500?) ... Recuerdo haber dejado uno de esos 3 asientos de oro de un B727 a un jugador del Real Madrid de baloncesto: Fernando Martín. El Real Madrid volvía un lunes por la mañana de un enfrentamiento en Badalona, tras pasar noche en Barcelona. También coincidí con el Joventut en otro vuelo, y con muchos famosos. Entre ellos el Molt Honorable Jordi Pujol. Ese fue en un vuelo de B747, en el que se reservó toda la zona delantera para él y sus acompañantes. Yo iba el primero de la siguiente clase. Entraron los últimos, como es normal y csi pasaron desapercibidos, dadas las cortinas de separación entre clases.

En su camino de Madrid a Barcelona el Puente salía al mar a la altura del Delta del Ebro. Entonces yo pensaba: "15 minutos para el aterrizaje". Desde aquella altura se ven los Pirineos, y cuando están nevados y está atardeciendo, cuando vuelves cansado de tu día de trabajo en el "país de al lado" y ves esa puesta de Sol, metido dentro de un cigarro puro que vuela a 1000 km por hora, entonces sabes lo que es volar en un B727. Lo que no sabes es que un día habrán dejado de volar y te convertirán a tí en un clásico.

Saludos,

José María
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José María Rebés

 Reply #16
 
11-14-2011 23:18:10

Gerardo,

El aeropuerto de Mahón es como un familiar para mí :-) En él ha trabajado el hijo de mi mujer en Air Europa, tanto en rampa como en facturación, y su mujer en facturación. Conozco ese aeropuerto desde el año 1988, en el que una inmensa carpa hacía las veces de terminal mientras se construía la "nueva", que dejó de serlo hace unos años con la construcción superpuesta de la actual.

En ese aeropuerto ví los dos últimos DC-10 de Iberia aguardando nuevo destino durante un año, aparcados con el nombre de Iberia borrado pero conservando su librea, mientras sus motores estaban tapados, sueño largo que dió paso, creo, a una nueva vida en Africa.

Tengo en casa, además, un libro con la historia de los aeropuertos de Menorca.

Son muchos años y muchos viajes a Mahón, desde hace casi 10 años al menos una vez al mes. Sí, me siento muy a gusto allí, no lo dudes.



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José María Rebés

 Reply #19
 
11-15-2011 11:54:53

Buscando por Internet he encontrado la noticia de la inauguración publicada por ABC, que cuenta con una buena hemeroteca en la Red: http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1974/11/06/059.html

Allí se explica, en el lenguaje pomposo de la época, que:

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4 de Noviembre de 1974

PUENTE AEREO CON BARCELONA QUE SUMA, CON LAS LINEA REGULARES, 28 VUELOS

Fue inaugurado oficialmente por el ministro del Aire, teniente general Cuadra Medina

EN EL CONJUNTO DE LOS VUELOS ENTRE MADRID Y LA CAPITAL CATALANA HAY 3200 PLAZAS DISPONIBLES

Madrid (de nuestra Redacción). El ministro del Aire, teniente general Cuadra Medina, ha presidido la inauguración oficial del puente aéreo Madrid-Barcelona que entró en funcionamiento el pasado día 1. Acompañaban al ministro el subsecretario de Industria, don Landelino Lavilla; el presidente de Iberia señor Romeo Gorría; el secretario del I.N.I. señor Muñoz; el gobernador civil de Madrid, don Jesús López Canelo, y el alcalde, don Miguel Angel García-Lomas.

VUELO INAUGURAL

El vuelo inaugural partió de Barajas a las once y cuarto de la mañana y aterrizó en Barcelona minutos después de las doce y media. en el aeropuerto esperaban al ministro y acompañantes el capitán general de la Cuarta Región Militar, el gobernador civil, el presidente de la Diputación y el alcalde de Barcelona.

Tras visitar las nuevas instalaciones habilitadas en el aeropuerto de Barcelona para el servicio del puente aéreo, el alcalde de la ciudad, señoñr Masó, dio la bienvenida a las personalidades presentes y se refirió a la importancia del servicio aéreo en sus aspectos técnicos, profesionales y económicos. Resaltó a continuación que en el mundo sólo existen dos servicios aéreos similares, entre Nueva York-Boston y Nueva York-Washington.

Don Miguel Angel García-Lomas señaló las cordiales relaciones existentes entre las dos capitales y destacó la necesidad de este puetne aéreo. Por último puso de relieve el esfuerzo realizado por Iberia y el Ministerio del Aire para atender este servicio. A continuación el señor Romeo Gorría afirmó que con la puesta en funcionamiento de este proyecto se cumplía una promesa hecha a Barcelona hacía tiempo e indicó que su realización había sido posible gracias al apoyo del Ministerio del Aire.

Cerró el acto el teniente general Cuadra Medina, ministro del Aire, que señaló la importancia económica, política y cultural del puente aéreo. Finalmente felicitó a Iberia y a la Subsecretaría de Aviación Civil por el trabajo realizado para unir dos regiones como Castilla y Cataluña.

VEINTIOCHO VIAJES DIARIOS

El puente aéreo inicia sus vuelos a las siete y media de la mañana desde Barcelona y a las ocho en Madrid, despegando un avión cada hora. En las horas puntas, para atender la mayor demanda de billetes, se refuerzan los vuelos. Así, en las primeras horas de la mañana y últimas de la tarde efectuarán los vuelos del puente aéro cuatro aviones más. En total, contabilizando los viajes normales con reserva de pasaje, se realizarán unos 27 ó 28 vuelos entre ambas ciudades, de los que 19 estarán incluidos dentro del puente aéreo.

TRES MIL PLAZAS

El nuevo servicio está cubierto por aviones DC-9 y Boeing 727, que en el conjunto de los vuelos ofrecen unas tres mil doscientas plazas disponibles.

Como complemento del puente aéreo, Iberia ha instalado unos sistemas especiales de venta de pasajes que suministran billetes en unos treinta segundos, aunque no es imprescindible adquirirlo antes del embarque, puede abonarse una vez en ruta.

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El artículo da cuenta de cómo funcionaban las cosas en una economía dirigida estatalmente: el Ministerio del Aire tenía más peso que Iberia en la decisión de emprender nuevas rutas. Iberia no era como actualmente una empresa en una economía de mercado, sino un instrumento del Estado.

Aun y así hay que destacar que efectivamente el Puente fue el tercero de estas características en el mundo, una iniciativa que contribuyó de una forma enorme al desarrollo de las relaciones económicas entre las dos regiones más productivas de España.

Por último quiero destacar que se podía adquirir el billete durante el vuelo... algo que jamás ví ni que recordaba que funcionara así. Probablemente cuando mi primer vuelo ya se había cambiado esa norma.

Pero es cierto que los check-in que yo mencionaba en mi post inicial no eran realmente check-in's sino puntos de venta del pasaje en el que se entregaba directamente la tarjeta de embarque del color correspondiente. No había que hacer dos colas pues.

Saludos








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