Me quedé embobado contemplando el despegue en el 787 de LAN y las vistas en Santiago de Chile en el ascenso a nivel de crucero, evitando los Ándes. Se aprecia la forma típica del ala del 787. Recuerdo hace ya más de 10 años, mi primer viaje a Santiago, que al volver a Madrid en un 340-300 de Iberia, al despegar, para evitar los Ándes, tuvimos que adentrarnos un poco en el Pacífico, por la zona de Valparaíso y Viña del Mar para ir ganando altura. Esta vez no llegamos al Pacífico.
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