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Su historia tiene el haber llegado a Schihpol, tras dos horas tirados en las vías del tren por una avería. Nada más salir del tren en la estación de Schiphol directo a la panorama terrace, a cada paso que daba siguiendo las indicaciones mi sonrisa se iba dibujando en mi cara. Esa vez tocó nevada. El frío helador y el viento se tenían que aguantar, como siempre he pensado, da igual sufrir un poco si luego se obtiene una buena foto. Dedicada a una persona que también se jartó a Boeing triple 7 pero en otra parte del mundo ;), te mereces esta foto Santi.
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